Ya entrada la noche me reúno con mi música. Un velador con luz tenue ilumina el atril en el que se puede ver el título de la canción que está sonando. Me acompaña, como siempre, un vaso con whisky en la mano.
Estoy listo para emprender un viaje muy emocionante, sumergido en melodías intrincadas que me provocan emociones inexplicables, propias del género: el jazz. Es un amigo fiel que, aunque pronto me quedaré solo, nunca dejará de producirme sentimientos que me llenan el alma.
Daniel
Cerchiara
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