Su cabellera suave cae sobre sus hombros como una
lluvia nocturna.
Sus ojos, intrigantes y profundos, iluminan su sonrisa que se despliega como un arcoíris.
Sus zapatos, de tacón en punta, le dan un aire de
sofisticación y elegancia.
Su sombrero y un pañuelo le dan un toque de
misterio.
Sus hoyuelos son dos soles que adornan sus
mejillas cuando ríe.
Resulta imposible no quedar atrapado.
Daniel Cerchiara
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