jueves, 15 de febrero de 2024

Daniel Cerchiara

 

Se encontraba González una noche triste dormitando en su sillón, en un cuarto lúgubre, casi a oscuras, pensando en huir. En eso escuchó una voz que le murmuró al oído: ¡huir nunca!

 ¿Quién le estaba hablando? Era su otro yo: “si te vas no dejarás resueltas las cosas y vivirás permanentemente con la duda de lo que pudo haber sido, de conocer a qué le diste la espalda”.

González se quedó profundamente dormido con esas ideas en la cabeza mientras yo lo observaba esperando que tomara la decisión correcta al despertar, la que lo condujera a una vida lo más liviana posible. Aunque claro, yo sólo soy un simple observador. 

Daniel Cerchiara

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